“Los recicladores hacemos una sociedad del cuidado”
Nohra Padilla es recicladora de oficio y presidente de la Asociación Nacional de Recicladores de Colombia, una organización con 30 años de lucha por el reconocimiento del oficio de los recicladores que cuenta con más de 12,000 miembros.
Esta organización es parte de la Red-LACRE (Red Latinoamericana y del Caribe de Recicladores), una organización que integra y representa los movimientos nacionales de recicladores de base de 17 países de la región.
En 2013, Nohra recibió el Premio Ambiental Goldman, uno de los galardones al trabajo ambiental de mayor prestigio internacional, por su larga trayectoria de lucha por los derechos de recicladores de Colombia y el fortalecimiento de los sistemas de gestión de residuos urbanos.
¿Cómo describiría la lucha de los recicladores urbanos en América Latina y el mundo y cuáles son los principales desafíos que enfrentan?
La lucha de los recicladores en el mundo ha sido una lucha por el mínimo vital de millones de personas, de familias que dependen de la recuperación de materiales para su subsistencia. Los recicladores dependen de los residuos que encuentran en los basurales a cielo abierto, en los rellenos sanitarios, en las calles y, en general, en los sitios en donde la comunidad permite que entren a rescatar los materiales que después se convierten en materia prima recuperada, como cartones, papeles, metales, vidrios y plásticos.
Esta es una lucha desigual. En el sector del manejo de residuos están interesadas también las multinacionales de la recolección compactada, el enterramiento y la incineración de residuos. Estos actores tienen el peso como para imponer agenda a nivel internacional y muchas veces los gobiernos están comprometidos a entregarles los sistemas de manejo de residuos en el mundo. Por esto es una lucha desigual: algunos estamos por la sobrevivencia y el mínimo vital y otros están por el negocio, lo cual hace que haya una disparidad en esta confrontación. Pero todavía existimos por lo menos veinte millones de personas que vivimos de este oficio en el mundo y muchas de ellas han avanzado en procesos de organización interesantes. Hay recicladores muy bien organizados en todo el mundo y gracias a ellos la validez de su lucha está instalada en la agenda pública.
¿Cuáles son los grandes logros de los recicladores organizados?
Hay un gran logro de los recicladores organizados, que es defender su permanencia en el oficio. Es lograr tener acceso a los residuos para poder extraer de ellos los materiales que luego son vendidos como materias primas recuperadas y que, por lo tanto, son el sustento de las familias. Yo creo que la victoria de esta lucha es eso: lograr el sustento de millones de familias dedicadas a rescatar de la basura los materiales reciclables.
¿En qué sentido el manejo de los residuos es un gran negocio?
Para nadie es un secreto que el manejo de las basuras es un negocio, como pasa con cualquier servicio público esencial que es usado de manera masiva. Esto quiere decir que millones de personas dependen del uso de estos servicios públicos, como el adecuado manejo de los residuos, el servicio de agua potable y otros. Estos servicios son fundamentales para la vida humana y se vuelven negocios privados precisamente por la garantía que se tiene de recuperar el dinero y obtener grandes ganancias. Por esto, hay muchas multinacionales interesadas en recoger, enterrar y, en algunos lados, quemar la basura.
Los recicladores suelen decir que “reciclaje sin recicladores es basura”. ¿Podría explicar de dónde viene esta frase y qué significa?
Esta frase, como otras muchas de los recicladores, es una frase de combate que connota la importancia y la visión de lo que significa para las familias recicladoras el acceso a la basura de la cual obtienen su sustento. El mundo ha venido evolucionando en el sentido de darle una mayor importancia a los sistemas de aprovechamiento de residuos por sobre los de enterramiento, y en ese sentido consideramos que si se reconoce la importancia del reciclaje, se tiene que reconocer la relevancia de los recicladores, como el núcleo central de la gestión de los residuos. Considerar que el reciclaje sin los recicladores es basura es que efectivamente no se puede abordar una problemática ambiental sin una connotación social.
¿Cree que la sociedad ha cambiado su valoración del trabajo de los recicladores y del reciclaje en sí?
Si bien no vemos una aceptación generalizada, sí consideramos que la sociedad poco a poco ha ido reconociendo la importancia del oficio de los recicladores, porque a todas leguas se puede notar su valor en la sociedad. Por efecto del ejercicio de los recicladores se recuperan millones de toneladas de materiales al año lo cual hace que se conserven árboles, se mejore la gestión del agua, se reduzca la presión sobre los recursos naturales y una serie de impactos ambientales que no necesariamente han estado a cargo de las grandes empresas de recolección y enterramiento. Los recicladores ofrecemos la posibilidad de entregar millones de toneladas de materias primas recuperadas a las empresas sin que estas tengan que acudir a los activos ambientales.
¿Cómo describiría la situación de los recicladores en la actualidad?
En el mundo hay 20 millones de familias de recicladores que están casi todas en la pobreza. Muy pocas están en mejores condiciones. Todos son profesionales del reciclaje, pero muchas veces se quiere denigrar la actividad, diciendo que es ilegal, que es informal y todos los términos despectivos que quieras. En general, los problemas de los recicladores tienen que ver con la discriminación, la falta de reconocimiento, la falta de condiciones adecuadas para el desarrollo de su trabajo, la escasa valoración que la sociedad en su conjunto hace del oficio de los recicladores y la necesidad de que el reconocimiento que se les debe se traduzca en reconocimiento social, económico y de oficio.
Pero poco a poco las organizaciones han ido conquistando espacios y acreditando derechos que le son naturales a toda la humanidad pero que para los recicladores habían estado negados, como el derecho a la sobrevivencia. Las organizaciones de recicladores hemos ido conquistando progresivamente unas mejores condiciones de vida y de trabajo. No son fáciles de llevar a la totalidad de los recicladores, pero esa es la tarea que tenemos como organizaciones, como gremios; que conquistemos más y mejores derechos y que sean para la totalidad de los recicladores.
Todos los recicladores corremos los mismos riesgos que provienen de manejar basura revuelta. A eso se suma que, en general, no contamos con un sistema de salud que nos brinde atención acorde a las necesidades de salubridad que tenemos por trabajar con basuras, y estas condiciones de deterioro y de carencia afectan de forma generalizada a los 20 millones de recicladores del mundo. Algunos recicladores organizados han ido conquistando mejores condiciones, pero todavía falta mucho por avanzar.
¿Observa algún cambio a partir de la llegada de la pandemia?
Creo que, en el contexto mundial, se empezó a ver el valor del oficio de los recicladores. En la mayoría de los países obtuvimos la acreditación que define nuestro oficio como una actividad esencial para el desarrollo de las actividades, no solamente en tiempos de pandemia, sino que también pueden promover una pronta recuperación económica.
¿Es posible alcanzar un modelo de basura cero?
Pienso que sí es posible pero muy difícil, principalmente porque las políticas públicas de manejo de basura en el mundo son muy dispares. Ni siquiera los países altamente desarrollados tienen una cultura de basura cero, y si bien muchos de ellos hacen muy buena separación de residuos en origen, muchos de estos residuos están destinados a la incineración, por ejemplo. Y ahí se rompe el principio de basura cero, porque ese proceso tiene unos impactos ambientales grandes, como la contaminación del aire. Para lograr un modelo de basura cero, la humanidad en su conjunto debe apreciar que hay una producción de residuos que tiene que tener un tratamiento adecuado y que se debe priorizar su aprovechamiento para evitar nuevos impactos ambientales.
Las organizaciones de recicladores, ¿tienen incidencia en las políticas públicas de gestión de residuos, en términos generales? ¿Cómo es el contacto entre las organizaciones y las autoridades estatales?
Por supuesto que no, porque si no otra sería la suerte de los recicladores de oficio. No tendríamos que estar luchando por el reconocimiento ni dando las peleas contra empresas y gobiernos. La voz de los recicladores no alcanza a tener la fuerza que necesita para lograr representatividad y por lo tanto las políticas públicas carecen, no solo del reconocimiento a los trabajadores, sino de la importancia de su visión y su experiencia para lograr un buen aprovechamiento.
El contacto con autoridades es, la mayoría de las veces, en confrontación. Nos vemos obligados a defendernos de la exclusión, de la posibilidad de que se quite el mínimo vital y móvil a millones de personas, precisamente para priorizar los negocios de las empresas.
¿Qué mensaje quisiera dar a la sociedad para favorecer las mejores condiciones de los recicladores de oficio en el mundo?
Los compañeros recicladores están en un estado de vulnerabilidad que a veces les impide tener espacio de organización y de incidencia. El mensaje para la sociedad en su conjunto tiene que ver con valorar el trabajo de los recicladores, porque su trabajo no solo ayuda a la subsistencia de las familias recicladoras, sino que le da un servicio muy importante al resto de la humanidad, en favor de la preservación de los recursos naturales, la mitigación de los impactos ambientales, la reducción de los residuos que van a parar a los rellenos sanitarios, la mitigación en la gestión de las basuras. Yo diría que mi mensaje a la sociedad es pedirle que valore altamente el trabajo de los recicladores.
¿Qué tiene que suceder para que las condiciones por las que luchan sean finalmente alcanzadas?
Creo que tendría que haber una revolución moral y una revolución mental de la sociedad. Los recicladores hacemos una sociedad del cuidado. La revolución tiene que ir en ese sentido.