La vacuna contra el Covid 19 debe ser un bien público global


La pandemia causada por el nuevo coronavirus nos deja una gran certeza: para dar respuesta a los problemas globales hace falta generar soluciones globales. La rápida expansión del virus por todo el mundo durante los primeros meses del 2020 puso en evidencia las intrínsecas conexiones que existen a nivel global, lo ilusorio de las fronteras y la inviabilidad de las soluciones locales a problemas que afectan a todo el planeta. A abril del 
2021, en todo el mundo, el COVID-19 ha infectado a más de 130 millones de personas y ha causado la muerte de casi 3 millones, de las cuales cerca del 30% ocurrieron en América Latina. 

En este contexto, se logró un hito sin precedentes: en apenas un año, había 235 vacunas contra el COVID-19 en desarrollo, de las cuales 15 alcanzaron la fase III de ensayos clínicos, y comenzaron a aplicarse en el mundo. Esto se consiguió gracias a los enormes esfuerzos realizados en ciencia y tecnología, junto con una gran inversión por parte de organismos públicos y privados. No obstante, la necesidad de los países de inocular a sus poblaciones ha generado una competencia por la obtención de vacunas que se traduce como una nueva inequidad: la People’s Vaccines Alliance alerta que 9 de cada 10 personas de países pobres no tendrán acceso a una vacuna contra el COVID-19 durante el 2021. 

Desde Fundación Avina, hemos identificado estas nuevas inequidades generadas en torno a la pandemia y que se reflejan como un nuevo factor más de vulneración de los sectores excluidos, especialmente de los países del Sur Global. Pero ningún país por sí solo podrá ponerse a salvo de los rebrotes: cualquiera que logre inocular a la mayoría de su población, seguirá estando en riesgo si los países vecinos no logran lo mismo, ya que el virus seguirá circulando y mutando hacia nuevas variantesSomos conscientes de que la vacuna es, además, un bien escaso y que fabricar y distribuir las dosis suficientes para cubrir a toda la población mundial llevará tiempo. Por esto, es prioritario establecer una estrategia global que asegure el suministro de las vacunas con criterios de bien público global para garantizar que  las dosis lleguen a todos los rincones del mundo de forma equitativa y transparente. Pero estamos muy lejos de esa realidad: Naciones Unidas advierte que apenas 10 países han acaparado el 75% de las dosis administradas. 

Este dramático contexto de inequidad y opacidad aporta los fundamentos necesarios para que Fundación Avina promueva  que las vacunas contra el COVID-19 sean consideradas como un bien público global. Los bienes públicos son aquellos bienes o servicios de los que toda la población goza en igual cantidad y calidad y hacen a la vida digna de las personas. Hoy en día, la vacuna contra el COVID-19 es un bien corporativo, ya que su acceso está restringido a millones de personas en el mundo. Y esto ocurre porque su distribución se rige, principalmente, bajo lógicas mercantiles, ajenas al bien común.  

Actualmente, no existen mecanismos institucionales multilaterales que permitan declarar un bien o servicio como bien público global. Por lo tanto, las y los ciudadanos del mundo debemos tomar conciencia de la importancia de la vacunación como parte de la solución a la crisis sanitaria y actuar en consecuencia en apoyo de las propuestas e iniciativas que ya existen para lograr que la vacuna contra el COVID-19 se convierta en un bien público global.  Ejemplos de estas acciones son apoyar el licenciamiento de patentes, siguiendo mecanismos similares a los adoptados en el caso de los retrovirales contra el VIH, fortalecer instrumentos de cooperación global como el Fondo de Acceso Global para Vacunas COVID-19 (COVAX), exigir convenios éticos con los laboratorios que producen las vacunas e impulsar acuerdos con los países que ya han adquirido una mayor cantidad de dosis que la necesaria para cubrir a sus propias poblaciones. 

A lo largo del 2020, se han desarrollado buenas prácticas que han obtenido resultados muy positivos. En este sentido, hay dos factores críticos para un mejor manejo de la pandemia: la transparencia en la información pública y el apego a la ciencia. En Fundación Avina reconocemos la importancia de la información y de su libre acceso y circulación para la toma de decisiones. Por esto, en nuestro objetivo de contribuir a este propósito, hemos desarrollado un portal de datos libre y abierto en el que se pueden consultar diversos aspectos relacionados con la pandemia: el progreso de la vacunación, la cantidad de casos confirmados y fallecidos por país, entre otros. En particular, el contador de vacunación en el mundo, además de ofrecer información actualizada, nos ha ayudado a visibilizar la inequidad en el acceso a las vacunas y la necesidad de generar mecanismos globales para establecer prioridades y asegurar que la vacuna llegue a todos los rincones del planeta. 

Hemos observado que en los países cuyas estrategias combinan la toma de decisiones basadas en la ciencia y el desarrollo de un sistema de información pública abierto y transparente se han logrado mejores resultados en el manejo de la crisis y en la asignación de las dosis disponibles. Pero aún debemos ir más allá: afirmamos la importancia de la transparencia de los contratos que los gobiernos firman con las empresas farmacéuticas. Este factor es de vital importancia para que los pueblos puedan ejercer un rol de monitoreo sobre los compromisos que asumen sus gobiernos para adquirir vacunas, los precios y las cantidades. Vemos con preocupación que muchas de estas corporaciones están ejerciendo prácticas monopólicas y abusivas guiadas bajo lógicas mercantiles. Pero una ciudadanía con plena información sobre los contratos para la adquisición de vacunas tendrá muchas más capacidades para exigir condiciones de compra favorables para la sociedad, basadas en el bien común y a precios justos. Condiciones que, actualmente, estas corporaciones no están cumpliendo. 

Finalmente, desde Fundación Avina creemos que la información es un factor fundamental para fomentar la participación ciudadana. Durante el 2020 se generaron reacciones sociales frente al manejo de la pandemia a lo largo y ancho del mundo. Esto se relaciona no solamente con la falta de información veraz, sino también con la falta de participación y la generalizada ausencia de la ciudadanía en la elaboración de la estrategia para enfrentar la pandemia. Por esto, se hace aún más necesaria la información como base para la toma de decisiones y para el involucramiento de la sociedad civil organizada, cuyo apoyo es de vital importancia para implementar con éxito cualquier plan de manejo de la pandemia. 

El abordaje de la cuestión de las vacunas nos puede dar pistas sobre cómo resolver otros grandes problemas globales. La crisis climática es el desafío más grande que hemos enfrentado como humanidad en toda nuestra historia y nuestra supervivencia depende de su superación. Es, también, otro problema global del que solo se podrá salir a partir de respuestas globales. En este sentido, la crisis inmediata que estamos atravesando puede ser una oportunidad para aprender a generar esas soluciones globales que tanto necesitamos para asegurar la continuidad de la vida tal y como la conocemos. No obstante, desde Fundación Avina sabemos que muchas cosas han cambiado, pero muchas más todavía deben cambiar. El retorno a la antigua normalidad, en nuestra visión, no es una opción. Debemos generar una nueva normalidad en la que la inclusión, el bienestar, la equidad y el desarrollo en armonía con el ambiente y los bienes ecosistémicos sean el sostén de la vida para el presente y el futuro.